Monday, January 10, 2011

Presentación de "Mientras el lobo está", de Eduardo Chirinos

El Grupo Editorial Mesa Redonda presenta el poemario Mientras el lobo está, ganador del XII Premio Internacional de Poesía Generación del 27 y del premio Luces de El Comercio al mejor poemario peruano del año, del reconocido escritor Eduardo Chirinos. La obra está compuesta por tres secciones: «Pabellones comidos por la niebla», «La misteriosa costumbre del frío» y «Tu terca y vacilante redondez».

MIENTRAS EL LOBO ESTÁ
Junto a la blanca pared que separa el mundo
de los locos del mundo de los cuerdos
corre una avenida. Y al frente otra pared
(también blanca) que separa a los huérfanos
del mundo de los que se criaron con papá
y mamá. Siempre supe cuál era mi mundo,
pero al recorrer esa avenida pienso
en la fragilidad de esa separación,
por lo demás tan metafórica. Mi padre
murió hace siete años, pero el recuerdo
todavía me persigue. Todo
por un comentario casual de mi madre.
Nunca supe cuál era su mundo, no sé
si podría describirlo. La extraña
arquitectura art noveau, pabellones
elegantes comidos por la niebla, jardines
raquíticos con sabor a sal. Los niños
a un lado, las niñas a otro. Y el invisible
mar reventado en el desfiladero.
Detrás de una columna veo a un niño.
No se anima a acercarse, sólo aprieta
los puños y mira jugar a la ronda
mientras el lobo está.

Eduardo Chirinos (Lima, 1960) estudió lingüística y literatura en la Universidad Católica y se doctoró en la universidad de Rutgers (New Yersey). En poesía sus títulos más recientes son El equilibrista de Bayard Street (1998), Abecedario del agua (2000), Breve historia de la música (2001), Escrito en Missoula (2003), No tengo ruiseñores en el dedo (2006) y Humo de incendios lejanos (Mesa Redonda, 2010). Actualmente vive en Missoula, donde es profesor de literatura hispanoamericana y española de la Universidad de Montana.

La presentación se realizará el jueves 13 de enero a las 7:30 pm. en La Noche de Barranco (Av. Bolognesi 307). Los comentarios estarán a cargo de Jorge Eslava y Carlos Morales.

De antemano, agradecemos su presencia.

Wednesday, January 05, 2011

Balance editorial de fin de año


El Grupo Editorial Mesa Redonda cierra el 2010 de manera sostenida en cuanto al número de publicaciones. Ha sido un año en el que, dentro de los sellos con que cuenta, se han publicado libros que están dirigidos a un público diverso.


Dentro de la serie de poesía Taquicardia destacan Mientras el lobo está, de Eduardo Chirinos, ganador del XII Premio de Poesía Generación del 27 en España y del premio Luces del diario El Comercio al mejor poemario del año; Hotel Planeta, de Marcela Robles. «Si algún signo tiene este libro es el de la indagación, que va revolviéndose con versos de trabajada sencillez, transparentes, que nos transportan a una mujer en su madurez plena y gozosa». (Somos, sábado 20 de noviembre); así como las importantes reediciones de Pedestal para nadie, de César Calvo, libro que reúne su obra entre 1960 y 1971, y Ceremonial de muertes y linajes, de Jorge Eslava, primera obra del poeta y narrador. Cabe destacar que tanto Marcela Robles como Eduardo Chirinos ya han publicado en años anteriores los poemarios HighWay y Humo de incendios lejanos, respectivamente.


El Grupo Editorial Mesa Redonda en el 2010 inicia la serie Arte con libros de gran formato, inaugurando esta línea con Ceccarelli, publicación que reúne casi 30 años de la obra del pintor iquiteño Gino Ceccarelli. «Primero conocí Iquitos, luego a Gino, y luego sus pinturas. Y todo me hizo sentido. Le creí. Le creí que era loretano, le creí que pintaba acerca de lo que sabía y lo que le atraía y le creí que sus obsesiones, sus colores, sus mujeres apenas legales y ese sudor. Mirando lo que plasma Gino Ceccarelli, uno ingresa a un mundo sudado, imaginario pero ni tanto, altamente erotizado pero nada perverso, donde lo natural es enfrentar la vida eyaculando colores y no temiéndole a nada. Ceccarerlli es de esos pocos artistas con que uno se topa que no solo no le teme a la vida o se esconde o angustia por ella sino, muy por el contrario, la celebra, la goza y tiene claro que no tiene demasiado tiempo para sacarle todo el provecho. Quizá por eso pinta. Para vivir aún más.» (Alberto Fuguet).


En Narrativa, La cacería de Orson, primer volumen de relatos de José Gabriel Ortega, se convirtió en un best seller, alcanzando estar en los primeros puestos de ventas en los rankings de Librerías Crisol y en supermercados. «Desparpajo y barbarie son el horario y el minutero del tiempo circular-escolar ―de alumnos y profesores― que despliega José Gabriel Ortega en su primer libro» (Caretas, jueves 16 de diciembre). Otra obra importante publicada en este año es el libro Mariposas rojas, de la escritora italiana Gisella Evangelisti, la cual recibió excelentes críticas en diversos medios: «Evangelisti construye la historia de un mundo con grandes cambios que confabula para que una mujer tristemente enamorada encuentre su destino a miles de kilómetros del nido» (suplemento El Dominical, del diario El Comercio, domingo 21 de noviembre). Además, se publicó una reedición de Instrucciones para atrapar a un ángel, una de las primeras novelas de Javier Arévalo, que revolucionó la narrativa peruana de los años 90. «Con este libro Arévalo se instala en su plena madurez a la mejor manera con un relato limpio, con bastante ritmo, y que sorprende por el alto manejo que consigue al momento de relatar la intriga y el alma de sus personajes» (Enrique Sánchez Hernani).


Entre los nuevos escritores que la editorial publicó resaltan Daniel Gutiérrez con el libro de relatos Latidos del asfalto. «A través de una prosa fresca y directa, Latidos del asfalto (Mesa Redonda, 2010), nos muestra con ironía una versión de la sociedad limeña y el entorno en el que se desenvuelve» (Caretas, jueves 15 de julio); Jugando al suicida, de Pedro Tucto. «Cada historia, siete en total, está trabajada de manera independiente de la otra, pero entre todas tienen un extraño balance» (Somos, sábado 27 de noviembre de 2010) y Andrei Atanasovski con La pirámide roja. «Ópera prima de un narrador jovencísimo (tiene 17 años) que, sin embargo, revela dotes para la escritura con una poco frecuente madurez narrativa para su edad» (Somos, sábado 9 de octubre).


El ombligo en el adobe. Asedios a José Watanabe, de la periodista Maribel De Paz, fue una de las publicaciones más importantes durante la 15ª Feria Internacional del Libro. Una investigación periodística de más de ocho años, cargada de entrevistas al vate, nos muestra de manera cercana la vida de José Watanabe y nos presenta una nueva perspectiva para la lectura de este gran escritor.


En Perspectivas, línea de desarrollo personal del Grupo Editorial Mesa Redonda, se publicaron los siguientes títulos: Cómo aman ellas, de Rosa María Cifuentes, quien nos entrega un conjunto de testimonios de mujeres y diversas psicopatologías en torno al amor; Pilares del éxito, del sacerdote Walter Malca, quien recoge en entrevistas casos de éxito de diferentes personas en sus respectivos rubros; Créelo, aún hay esperanzas, del psiquiatra Juan Manuel Zevallos, libro que busca orientar a cada ser humano sobre su rol en la vida y los modos a través de los cuales puede desarrollar el principio «vivir con esperanza y en felicidad».

En el Grupo Editorial Mesa Redonda venimos trabajando para hacer que este 2011 sea un año cargado de más publicaciones, y que el acercamiento con nuestros lectores sea real, por lo que nos pueden seguir a través de nuestra página web www.editorialmesaredonda.com o en redes sociales como Facebook facebook.com/mesaredonda y Twitter twitter.com/editmesaredonda, para conocer nuestros próximos títulos.

Tuesday, January 04, 2011

Entrevista a Marcela Robles en "Perú 21"

El sábado 01 de enero entrevistaron a la escritora Marcela Robles en el diario Perú 21, a razón de la publicación de Hotel Planeta, su último poemario.

Dice la nota:

"Fue importante crecer en la selva, con la fuerza de la naturaleza, con esos follajes y olores intensos", me dice Marcela Robles, grandísima mujer y poeta, que le dio a este escriba sus mejores lecciones de periodismo (y de afecto). Acaba de publicar Hotel Planeta (Mesa Redonda). Antes era intensa, ahora es un volcán.

GP: ¿Cómo era tu vida en la selva?
MR: Teníamos que cruzar el río Tulumayo a nado y caminábamos tres kilómetros con el barro hasta las rodillas para llegar a nuestra chacra. Allí fui a la escuela, donde estudiábamos al lado de las vacas porque la escuelita era al aire libre y solo tenía techo (risas).

GP: Y de ese escenario pasó a la universidad de Texas, en Austin...
MR: Los primeros meses fui completamente miserable, como no podía estudiar, trabajé en bares y restaurantes ―donde me metían la mano― para ayudar a mi ex marido. Mis compañeros de trabajo no creían que podía estudiar en un lugar de tanto prestigio. Cuando comencé a estudiar fui completamente feliz y me adapté al ritmo de esa universidad fantástica. Eran los años 60, donde la chicas se quitaban el sostén y vivía una algarabía extraordinaria.

GP: ¿Te quitabas el sostén?
MR: Por supuesto. Por mi marido, que era muy conservador, no me convertí en una hippie allí ―pero sí en Lima―, y él veía con una cara muy larga lo que hacía (ríe). Se fumaba mucha hierba, había mucho amor libre pero yo fui una esposa fiel. Aunque nadie me cree, soy fiel cuando me enamoro. Claro, también sé que no estamos destinados a la monogamia.

GP: ¿Te has enamorado mucho?
MR: Me enamoro cada cinco minutos. He sido bendecida por el amor. Algunos amigos me dicen que busco romance más que amor. El romance es maravilloso, una cosa esplendorosa que te pone en un estado de gracia. Y soy una desvergonzada porque muestro sin vergüenza mis sentimientos, mis emociones, mi estado de ánimo.

GP: Me gusta tu voz...
MR: Marco Aurelio Denegri dice que es "coital", y esto sucede porque soy una mujer muy sexy. Otro amigo dice que mi voz es alcobera.

GP: El amor te pone en estado de gracia. ¿En qué estado te pone la poesía?
MR: La poesía es un estado de gracia. La poesía tiene mucho de melancolía, de dolor y de introspección; el enamoramiento, de euforia. El amor es congregante; la poesía, intimista.

GP: ¿Cómo te hiciste poeta?
MR: Buscando poemas de amor. Tenía 12 o 13 años. Empecé con Todo el amor, de Pablo Neruda. Yo quería saberlo todo pero no sobre la poesía sino sobre el amor. Y allí surgió la necesidad de escribir, pues me enamoré de la palabra.

GP: ¿Cómo escribes?
MR: El primer verso viene solo: en momentos y lugares insólitos. Entonces tomo lo que tengo a la mano ―un block, un ticket de combi― y lo escribe. Luego aparece la urgencia de pasar el verso a la computadora y, más tarde, la transpiración y la manía de la corrección: lo único que sobrevive es el verso inicial.

GP: Tu poesía es física...
MR: Y metafísica. Empezó con la poesía del cuerpo ―me han metido de contrabando a la generación del 80, por eso no me siento una ‘desgenerada’ (risas)―, pero he trascendido el cuerpo y hoy mi poesía es metafísica. Esto significa un trabajo más intenso, cuidado y mucho más respetuoso. El amor y la poesía son capaces de llegar hasta el fondo. La poesía es un acto de desnudamiento, si no me mostrara tal cual soy ―y tal cual siento― me traicionaría a mí misma. En la poesía me quito la piel, pues, como decía Valéry, lo más profundo es la piel.

GP: ¿Y el teatro?
MR: Fue una urgencia desenfrenada. Yo no estaba preparada para escribir en ese lenguaje, ni siquiera era una lectora de teatro. Soy una lectora tardía. Llegué tarde pero a tiempo (risas). Por ejemplo, descubrí a Sylvia Plath después de los 30 años. Lo mismo me pasó con César Moro, la ‘madre’ de los poetas del 80. Uno de los mejores cumplidos que he recibido me lo dio Toño Cisneros, quien dijo que lo bueno que tenía era que no me parecía nadie. En un escritor, esto es una virtud. ¿Cómo me iba a parecer a alguien si no había leído nadie? (risas). Yo soy la prueba viviente de que se puede ser poeta sin ser lector.

GP: Y eres periodista...
MR: Es mi gran pasión, soy una masoquista (risas). Mi maestra, Blanca Varela, la mejor poeta peruana, decía que la poesía era una forma de estar en el mundo. Yo veo la vida en poesía, lo que me permite tener una visión un poco más cercana de la belleza. El periodismo, en cambio, me da la visión de la realidad que necesito para no vivir en las nubes. Además, mi formación multidisciplinaria ―cine, teatro, periodismo, literatura― me permite tener una visión abarcadora de la existencia.

GP: Muere tu padre y aparece Hotel Planeta...
MR: Terminé Hotel Planeta antes de su muerte. Mi padre leyó el primer borrador y le gustó mucho, me dijo que era lo mejor que había escrito. El libro ha sido un cuerpo a cuerpo con la palabra y con el oficio de ser poeta: aquí no era entregarse a la intuición y deslizarse por el tobogán de la poesía, sino era una cuestión de ponerme seria y de entender el valor que, para mí, tiene ser poeta, el respeto por la palabra.

Monday, January 03, 2011

"La cacería de Orson", de José Gabriel Ortega en "Caretas"

José Gabriel Ortega, autor del best seller La cacería de Orson, fue reseñado en Caretas por José Donayre.

Dice la nota:

Desparpajo y barbarie son el horario y el minutero del tiempo circular-escolar ―de alumnos y profesores― que despliega José Gabriel Ortega en su primer libro, la colección de cuentos La cacería de Orson. Pero es, sin duda, el desconcertante segundero el que marca el precipitado ritmo de una obra que apuesta a todo riesgo por someter sin pudor ni prudencia a sus personajes, bajo una pluma impetuosa, en los límites de lo razonable, lo permitido y lo apropiado, hasta el punto de lo paroxístico.

Gays saliendo del clóset, sacerdotes pedófilos y fantasmas que aterrorizan son algunos de los personajes que socavan lo establecido, cuando no se trata de la frontera que divide lo probable y lo imposible, para convertir el ejercicio ficcional en una envolvente aventura narrativa. Ortega, que ha inhalado de su cruel imaginación, genera un mundo sólido en el que el viejo vínculo maestro-discípulo se convierte en una peligrosa relación donde la duda socrática va más allá de lo estrictamente pedagógico.

La ciencia contra la fe, y viceversa, quizá sea el principal conflicto de la mayor parte de los textos. Pero Ortega no se detiene más de lo necesario en esta y otras reflexiones para lograr color, textura y densidad dramática. Opta más bien por asumir el cuento como una práctica espontánea del relato, donde los descuidos del registro se transforman en aciertos que reflejan la imperfecta realidad, pues no todo debe ser explicado para no precipitar, antes de lo previsto, el misterio de lo sugerido.